11 de noviembre
Cuando hoy he terminado la primera clase, (la única, pues al final he hecho unas pocas de pellas) me encontraba yo sola sin saber que hacer, durante la hora y media siguiente mis compañeras tenían clase, por lo cual, disponía de un tiempo precioso para explayarme a mis anchas, para hacer lo que quisiera, pero no sabía que hacer.
Me enchufo los cascos a mis oídos, y comienzo andar, hacia la puerta de mi facultad, continuo andando, pero sin dirigir a ningún rumbo mis pasos, sigo avanzando, cruzo a penas sin mirar la carretera, y llego hasta la praderilla que hay enfrente. Continúo avanzando, y me introduzco en un mini, mini bosque que yo nunca antes había contemplado. Recojo dos plumas que encuentro en el suelo, son de palomas; no me gustan las palomas, pero sus plumas me encantan. Las recojo sigo caminando y llego hasta un lugar, desde el cual no se divisa a nadie, se ve de lejos la puerta de mi facultad, entrar y salir a gente, pero muy lejos. Se puede escuchar el ruido de alguna carretera cercana, pero de lejos, se oye muy lejano.
Se ven las marrones hojas caer de los árboles, y algún pajarillo revoloteando cerca del suelo. Y de pronto, me encuentro ahí de pie, mirando a ningún sitio, pero con los ojos bien abiertos, me siento muy lejos de mi mundo, tan lejos que de pronto, cómo si algo dentro de mi se hubiese despertado, y me hubiera confirmado que podía actuar con total libertad, he tirado mi cartera, dejándola caer a su suerte, me he puesto a girar sobre mí misma, gritando, cantando en voz alta la canción que sonaba en mis oídos. Girando cómo si en cualquier momento pudiera echar a volar a otro mundo, da igual cual sea, pero a otro.
Cómo si hubiera podido emplear las plumas de mis manos en levantar el vuelo y perderme en algún lugar dónde nadie me pudiese ver. las he soltado y ya me he sentido volar pues sólo me sentía yo, sólo me sentía girar sin parar parecía que ni tocaba el suelo, sin dejar de cantar….
A sido fantástico girar, cantar a voz en grito, sin nadie que me viese para pensar que estoy loca.
A sido genial sentir cómo volaban mis lágrimas mientras giraba, y seguir sintiéndolas una vez sentada, en el césped, dejándolas fluir por mis mejillas, cómo hacía tanto tiempo que no hacía. A sido estupenda la sensación de sentirme un suspiro del viento, un lamento del cielo, cuando empieza a llover.
He disfrutado tanto de ese tiempo, en el que nadie podía ni verme ni oírme llorar, nadie podía escuchar cómo cantaba a la vegetación que me protegía con frío, pero me protegía de lo que tanto miedo me produce, tanta tristeza..
Me ha protegido por unos minutos, y me he sentido arropada, pero quizás tu abrazo, habría sido la canción para esa ruleta rusa.
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